jueves, 27 de diciembre de 2007

A las dos de la mañana

Regresamos exhaustos de una fiesta, ella subió primero a la recamara y yo cansado me quite los zapatos en la sala. La casa a pesar de tener un clima mas cálido que afuera estaba frío, encendí un viejo calefactor y me serví una copa de vino. Miranda me grito y subí corriendo, todo por una insignificante araña, la mate y me solté a reír y fui agradecido con un golpe en brazo derecho, siempre me agrada que haga eso por el gesto de su cara antes golpear, amo ese gesto, amo cada pliegue de la piel de su frente.

Me recosté en la cama y ella ya feliz y sin temores entro al baño, sudamos mucho en la fiesta. Bailamos cada pieza que tocaron el descanso siempre fue el intermedio entre una canción y otra, adoro bailar con ella, estar junto a su cuerpo me mantiene contento, extasiado, acalorado, excitado y compenetrado a su ser. Ella me hace feliz muy feliz, tengo lo que deseo en su cuerpo y mi ser esta completo con su apoyo, sus regaños, su opinión y sus criticas. La amo y no me cansare de decirlo.

Al salir del baño ella era mi turno pero no me lo permitió, nos besamos y tumbados en la cama continuamos besándonos, se coloco encima de mí y me rompió la camisa. La deseaba y me deseaba éramos el fuego que se consumía casa en la planta baja, un fuego del que nos percatamos demasiado tarde, por alguna razón olvide que al gritar ella me asuste y tire la botella de vino al suelo y el liquido se rego por el piso; pero el mas grande olvido fue ese calefactor que como gracia daba descargas a aquel que no supiera encenderlo y de vez en cuando dejaba saltar chispas asustando siempre a los que en esa habitación se encontrasen.

Al encontrarnos atrapados y antes de perder conocimiento le dije que la amaba y ella se quedo en silencio y asustada. El dolor es insoportable odio estar aquí, quiero estar con ella pero no se donde esta... ya no hay dolor solo...

... ...una brisa que me acaricia el rostro.